sábado, mayo 26, 2007

Fiesta de Primavera

El pasado sábado 21 de Abril se realizó la creativa idea de dedicarle un homenaje a la primavera, si el campo está lleno de flores, los pajaritos cantan y hace buen tiempo ¿por qué no alegrarse y festejarlo?



Se revestió todo el salón de flores y no solo el salón, todos los participantes de la fiesta, debían llevar una pequeña flor de papel en su traje, que nosotros mismos le poníamos al entrar. Así conseguimos que todo el baile fuera una primavera.

Por supuesto los colaboradores, mas elegantes que ninguno, eramos nosotros mismos por nuestra alegria y singular marca una primavera propia.

Lo que mucha gente desconocía era que cada flor llevaba un número y este era para un sorteo que, a parte del bingo se realizó.

Acabamos de madrugada, con un pequeño refresco para los que se habian quedado.
Por supuesto como ya es común, el grupo Cavite animó toda la noche, y el público (que no fue poco) no se pudo resistir.

Subida a Peñas Blancas




Un domingo, un grupo de vecinos y amigos de Tallante, subimos a Peñas Blancas.

Formábamos un grupo heterogéneo de 20 personas entre adultos y niños, uno de ellos sobre los hombros de su padre y a ratos, de algún alma caritativa.



Punto de encuentro: Tallante
Hora: 8:30 h.


Sobre las 9:15 dejábamos los coches en el aparcamiento del restaurante La Vieja Hacienda. Perdido el asfalto, se comienza a ascender por la ladera, pero la verdadera subida empieza cuando a la izquierda nos encontramos una pronunciada pendiente.

Vamos ganando altura dejando atrás las vistas del valle.


Tras culminar esta primera subida nos encontramos con los restos que la minería del hierro ha dejado en la zona. La actividad minera en Peñas Blancas empezó en el siglo XIX hasta la década de los 60 que se extinguió.
Continuamos por una senda por la falda de las lomas y ante el asombro de mayores y pequeños nos vamos encontrando con numerosos túneles mineros. Los chicos, ante el susto de sus madres, no pueden aguantar el ansia de aventuras y entran en ellos.

Muy pronto surge en el horizonte el mar, al que ya no perderemos de vista durante la mayor parte de la excursión.
Seguimos avanzando por esta senda donde crecen palmito, tomillo, espino, lavanda, esparto, etc., hasta que a nuestra derecha, aparece por primera vez la señal roja y blanca del GR que nos indica el lugar por donde debemos empezar la ascensión que no llevará definitivamente a la cima de Peñas Blancas.

El sendero nos remonta por la loma. Parada para almorzar.

Llegamos a una amplia meseta y al final de ella, rompiendo la uniformidad, sobresale la muela rocosa de la cumbre, coronada por el mojón blanco de un vértice geodésico. Bajo ella encontramos el pequeño y rústico refugio donde dejando el peso de las mochilas, descansamos y firmamos en el libro de visitantes.
Último esfuerzo, continuamos una pequeña ascensión entre rocas y matorrales y por fin la ascensión se interrumpe bruscamente. Hemos alcanzado la cima, el punto más alto de Cartagena, a 625 metros sobre el nivel del mar.
Bajo las grandes paredes, de más de 100 metros de caída, se abre paso la Rambla del Cañar. Las vistas son magníficas: El Campo de Cartagena, Sierra Espuña, el Mar Menor, cabo Tiñoso, Isla Plana, . . .
Sentados en la cima ( y nuca mejor dicho, ver foto), las vistas nos atraen de tal manera que, nos es difícil decidirnos a bajar, pero lo hacemos y el descenso empieza. . . .
Poco a poco, unos más rápido que otros, se va bajando hasta el lugar donde habíamos dejado los coches.

Y tal como se debe terminar toda buena excursión, acabamos todos juntos comiendo una rica paella.